¿Qué pensarías si te dijera que a la hora de que tu cliente te compre…..

no le importa el precio….

no le importan las fotos que muestres….

no le importa que tu web tenga el mejor diseño….

no le importan los colores que uses….

no le importa que tengas la mejor imagen corporativa….

no le importa el aspecto del dueño del negocio…

ni que tengas todas las redes sociales que existen?

Que nada de eso es lo que MÁS LE IMPORTA.

¿Y que con una de las habilidades más poderosas, y muchas veces poco valorada, puedes conseguir que tus ventas se disparen, sin tener nada de lo anterior?

Si realmente todos los negocios fueran conscientes de ello y aplicaran el copywriting a sus estrategias…..el mundo de los negocios sería algo de otro universo….

Así que, como aún queda mucho camino por recorrer en este sentido, continúo.

Igual estás aquí porque has visto algo que te interesa, o tal vez, quieres cotillear un poco a ver qué tengo que contarte.

Bueno, cotillea si quieres, a mí no me importa.

Puede ser que entres por un cotilleo y salgas con otra cosa.

Primera cosa, te diré que aquí tienes un contenido, que es digno de un curso de pago.

Es largo, lo sé, pero no es para aburrir, sino para que entiendas la importancia que tiene todo ello para tu negocio.

De aquí podrás salir con una idea bastante clara de lo que tú y tu negocio necesitan.

Aclarado esto, sigo.

No sé si lo que estás buscando o lo que necesitas es un copywriter, igual no, igual sí. 

Si no lo sabes, acláralo antes de seguir leyendo esto, o puede ser que acabe provocándote una necesidad.

Y no porque sea yo quien lo dice, que eso no es lo que importa, sino porque te explicaré el cambio drástico que puede generar el copywriting en un negocio.

Pero si tienes claro que estás aquí porque buscas a un copywriter, es importante, que sepas muy bien en qué debes fijarte a la hora de contratar a una persona que te asesore como tu negocio se merece y te guíe a conseguir resultados reales.

Porque si tienes un negocio me imagino que, a lo largo de tu camino, habrás visto y aplicado diferentes herramientas y estrategias y trabajado con diferentes personas, marcas o empresas para hacer que tu negocio crezca y venda.

Pero,

¿Cuántas de esas herramientas, estrategias o de esas personas con las que has trabajado te han dado los resultados que esperabas?

Y te pregunto esto, porque lamentablemente, este mundillo está lleno de gente que no es lo que parece.

Con esto quiero decir que muchas veces contratamos a “profesionales” que se supone que saben lo que hacen y te cuentan las maravillas de lo que ofrecen de una forma que te hacen creer todo lo que te dicen.

O contratas la última herramienta de marketing que te han recomendado porque te aseguran que es la bomba y te lloverán clientes, pero luego, a la hora de la verdad te das cuenta y compruebas en la realidad de que nada de lo que te habían prometido, se traduce en los resultados que quieres.

Pasa en todos los ámbitos, en todos los sectores y con todo tipo de profesionales, incluidos los copywriters, claro.

Así que entiendo que incluso estando aquí, también puedas dudar de lo que yo te estoy contando ahora mismo, es normal, yo también lo pensaría aunque tampoco voy a intentar convencerte de nada sobre mí.

Tu decidirás qué creer y qué no.

Yo solo digo que ir por ahí intentando hacer creer a la gente cosas que no son, es de persona con una muy mala educación, y de ser un “poco corto” por supuesto, porque las mentiras no tienen un viaje muy largo que digamos.

En el mundo de las ventas, esto es el pan de cada día, porque por donde sea, siempre están intentando “colarnos” algo.

Y los que lo hacen así, se piensan, que para poder vender hay que decir lo que el otro quiere oír para no molestar, endulzar el mensaje, vender pidiendo perdón por si alguien se ofende y pensar y decir y hacer todo como clones unos de otros, donde no hay diferencia alguna a la hora de ofrecer lo que venden.

TODO... ES… MÁS… DE… LO… MISMO.

A donde quiera que mires ves las mismas estrategias, el mismo tipo de mensaje, todos usando la misma canción del momento o todos copiando el baile más viral, y otras tantas cosas más, que hacen que cueste más aún llamar la atención de quien nos interesa.

Con la cantidad de impactos, mensajes y estímulos que recibimos por minuto cada día, las empresas hacen muy poco por retener la atención de sus clientes.

Y muchas veces cuando intentas entrar en este mundo o incluso estando ya dentro, te tiemblan las piernas, porque sientes que tienes la guerra perdida incluso antes de salir a pelearla.

Porque, en los días que vivimos, si quieres destacar, ya es obligación hacer un trabajo más profundo,

  • Hay que indagar más en lo que motiva de verdad a las personas a que nos compren y qué es lo que buscan del producto o servicio que ofrecemos,

  • Hay que utilizar estrategias diferentes y dejar de pensar que todo gira en torno al precio, a las ofertas, a los bailes, a las fotos.

    Porque en realidad todos estos factores, son lo que menos importa, a la hora de comprar.

    Aunque no me creas, es así.

No sé si eres consciente de esto, pero las personas tomamos nuestras decisiones por emoción, y luego, las justificamos con la razón.   

Y a la hora de comprar pasa exactamente lo mismo, aunque pienses o te digan lo contrario.

Para que entiendas de lo que hablo, te pongo dos ejemplos:

Tu cerebro emocional te dice que necesitas comprarte el último bolso de moda que ha salido de la marca que mas te gusta.

En tu cabeza te ves llevándolo y te vienen a la mente mil formas de combinarlo y tienes motivos de sobra para convencerte de que debes comprarlo.

Luego, por otro lado, esta tu cerebro racional que te dice que no es necesario tener un bolso más, porque ya tienes otros 15, porque estás a mitad de mes, tienes cuentas que pagar aún y es un gasto totalmente innecesario.

O se te ha metido en la cabeza que necesitas cambiar tu pala de pádel (que compraste hace 2 meses y que está perfecta).

Pero resulta que has visto que tu compi de grupo se ha comprado el último modelo de la marca que te gusta, le ves jugar mejor que nunca, ganando todos los últimos partidos.

Para peor, te ha dejado probarla y uuff… te ha encantado.

¿Qué pasa?

Que te está tocando pagar todas las cenas que tocan después de cada partido porque siempre pierdes.

Así que ya no puedes dejar de pensar, que serías imparable y que ganarías todos y cada uno de los partidos que vienen, si te compras esa nueva pala. 

Tu cerebro emocional ya ha decidido que te comprarás eso que tienes fichado en tu cabeza.

Lo que pasa después, es que tu razón justifica esa acción (con el motivo que sea), de una forma que a ti ya te parece totalmente razonable y lógico lo que estás haciendo.

Hay grandes autores, que hablan de los elementos psicológicos que hay detrás de esta forma de actuar, y que corroboran que es así es como funciona nuestro cerebro en todo orden de cosas.

Y te preguntarás - ¿Cómo funciona esto entonces?

Lo que pasa, es que ante un cierto estímulo, se activa como respuesta uno de esos ángulos psicológicos que te he comentado recién, que son los que determinan a una persona a ejecutar una acción específica.

Cada persona tiene deseos distintos, algunos actuarán motivados por el estatus, otros por sentirse mejor consigo mismos, por demostrar algo a los demás, por poder, por dinero, etc, etc, etc.

Las personas nos movemos y actuamos por emociones.

Por lo que cierta persona, cosa, momento o situación nos hace sentir en un momento determinado.

Entender esto y aplicarlo a la estrategia de ventas de tu negocio, marcará un antes y un después, en la forma de transmitir tu mensaje, de llegar a tus clientes y de cerrar tus ventas.

Por eso, debes centrarte en saber cuál es el por qué de tu cliente, para que no dejes nada al azar.

Es decir, que debes encargarte de conocer qué ángulo psicológico de tu cliente debes tocar, para que conviertas tu oferta en algo a lo que no se pueda resistir porque estarás atacando directamente a su necesidad o deseo más oculto.

Es muy importante que sepas esto.

Eso que dicen por ahí de que no nos gusta que nos vendan, es falso, aunque no del todo.

Me explico.

La parte que es cierta, es que nos encanta comprar, pero sólo cuando lo que tenemos delante nos lo han puesto en bandeja de plata.

Esa marca, empresa, negocio, etc, nos conoce tan bien que sabe cómo ofrecernos lo que vende y es así y ahí cuando encantados, pasamos la tarjeta donde haga falta sin siquiera rechistar.

Porque sabe cómo llegar a nuestras emociones y deseos más ocultos.

Si no, es cosa de ver, cómo la gente se endeuda comprando cosas que no necesita (pero que sí desea), y que apenas puede pagar.

Este es el más extremo de los ejemplos, pero te lo digo, para que entiendas el punto al que me refiero.

Lo que marcará la diferencia para tu negocio, es que descubras cuál es la motivación oculta de tu cliente, porque saber esto, te ayudará a crear un mensaje de venta más específico, directo, cercano, efectivo y rentable.

Lo importante de esto y lo que quiero que entiendas, es que la mayoría de las veces, el que compremos algo, no depende del producto o servicio en sí, sino más bien de cómo nos lo ofrecen…..

…..del beneficio que nos llevamos de eso y del deseo que queremos satisfacer.

Ahí está el punto de todo esto.

Y es algo que debes tener muy en cuenta a la hora de vender.

Por supuesto que, la calidad de lo que ofrecemos importa mucho, nadie discute eso, pero nuestro primer impacto debe atacar a ese beneficio y a ese deseo oculto.

Pero hay otra cosa que tampoco debes olvidar, que es tan importante como lo anterior.

Y para que lo entiendas, te voy a contar algo que me pasó cuando estudiaba derecho y luego cuando trabajé como abogada (aunque te parezca raro soy abogada, y cómo terminé siendo copywriter, es una historia larga, que te contaré en otra oportunidad, en mi newsletter).

Hace unos años, cuando estudiaba la carrera, tuve que aprender a vivir y a manejar la frustración de una forma un poco brusca (de hecho, saber manejar la frustración es algo que nunca dejas de hacer en la vida). 

Bueno, y me dirás que no es necesario estudiar derecho para aprender eso, es verdad, pero hay un punto importante que quiero que veas con este ejemplo.

Te pongo en contexto…

En ese entonces (te estoy hablando de un par de años atrás ya), los abogados eran como dioses; aunque esto en la actualidad puede que no sea tan así porque hay abogados hasta debajo de las piedras.

Corrígeme si me equivoco, pero hasta donde yo recuerdo, nada podía hacer más felices a tus padres que les dijeras que ibas a convertirte en médico, abogado o ingeniero, ya sabes, las carreras más tradicionales, emblemáticas y con las que creían que los hijos tenían las vidas aseguradas, porque supuestamente te daban un estatus y una situación económica inmejorables, en comparación a otras. 

No te voy a mentir tampoco, yo realmente quería estudiar derecho, nadie me obligó a hacerlo, y desde que tuve uso de razón, siempre dije que quería ser abogada.

Sólo que, en ese momento, no sabía que el camino para lograrlo y el ambiente en el que iba a moverme, no iba a ser de lo mejor.

Durante mis años de estudiante, me encontré de todo, buenos y malos profesores, de algunos aprendí muchísimo, de otros no tanto.

Y estando en esa situación, a veces, me resultaba difícil aceptar que, no eras más que una estudiante, que tiene que agachar la cabeza en ocasiones que ves cosas injustas.

Y cuando eso pasaba, te echabas una lloradita en silencio para soltar la frustración, y seguías.

Y por supuesto nada de reclamos, si no querías que el profesor te pusiera en su lista negra y luego reprobaras los exámenes.

Y es que dentro del ámbito académico (como pasa también en todos los sectores), el que está en una posición superior muchas veces con sus actos o dichos te hace sentir inferior o poco válido.

Sólo por el hecho de verse más fuerte gracias al lugar en el que está o por poner de manifiesto una autoridad y una reputación ante los demás. 

Cuando estábamos en época de exámenes, esto se veía muy frecuentemente.

Era un momento de mucha tensión y nerviosismo porque te presentabas a un examen oral donde los profesores te hacían sus preguntas y tenías también a tus compañeros escuchando detrás.

Y a medida que avanzaba la lista, acercándose a tu nombre, sentías cómo se apoderaba de ti una sensación de miedo al ridículo mezclado con tus ansias de salir de eso lo más pronto posible.

¿Cuántas veces fallé de los nervios que tenía? 

Muchas. 

¿Cuántas veces vi a profesores burlarse de otros compañeros por dar una mala respuesta? 

Otras tantas.

Y con el paso del tiempo, cuando miras hacia atrás y reflexionas sobre tus experiencias del pasado, entiendes cosas que en el momento no puedes, porque no las ves, no eres consciente del todo. 

Normalizabas muchas cosas que, tal vez, no debías.

Luego unos años después, cuando ya trabajaba como abogada, fue mucho peor.

No puedo negar que tuve la suerte de trabajar con grandes profesionales y recuerdo con mucho cariño a personas que me enseñaron mucho, pero tuve también otras experiencias tan tan malas, que me habría gustado, poder olvidarlas.

Porque fue a raíz de esas situaciones, donde lo pasé tan mal y donde estás inmerso en un ambiente donde sientes que no encajas, donde la envidia es parte del día a día, donde el qué dirán influye en todo, donde el poder saca lo peor de las personas…..

….fue la suma de muchas de esas cosas, lo que hizo, que terminara asqueada de todo y, con ello, perdí toda la ilusión por la que un día pensé que iba a ser la carrera de mis sueños.

Por personas que se sienten tan importantes, que se olvidan de salir de sus cabezas, y se piensan que el resto debe seguirle el baile en todo.

Por falta de empatía. 

Por abusar de la posición en la que están. 

Por querer hacerse con un nombre pasando por encima de los demás. 

Por envidia. 

Por ejercer mal la autoridad.

Muy tristemente, a veces se asocia autoridad con miedo, y cuando se actúa así, lo único que se logra es que te obedezcan justamente por miedo a las consecuencias de no hacerlo, pero no tienes un respeto verdadero.

Pero, fue a partir de esas experiencias y de otras tantas más a lo largo del tiempo, que he ido entendiendo y comprobando que la empatía y la perseverancia son un motor vital si quieres tener éxito en lo que sea que hagas en la vida y que es un error enorme dejar que otras personas te hagan pensar que no tienes lo necesario para lograr lo que quieres.

Si lo piensas y entiendes bien, estos dos conceptos, pueden hacer mucho por tu negocio también, siempre que sepas cómo aplicar y enfocar estas lecciones.

Porque debes entender una cosa.

Para vender, no puedes ir con el título de jefe pegado en la frente, ni con el aire de poder pegado al cuerpo.

Tienes que salir de esa posición y esforzarte por entrar en la cabeza de tu cliente.

Saber qué es lo que quiere y cómo lo quiere, pensar y sentir como esa persona.

Debes tener EMPATÍA.

Si lanzas un mensaje olvidándote de lo que quiere y necesita tu cliente, un mensaje que vale para cualquiera o un mensaje generalista, pasarás totalmente desapercibido, porque no estarás llegando al motivo real, ese que gatilla el deseo en tu cliente de querer comprarte. 

Porque para que ese mensaje funcione, necesitas conocerle bien.

Aquí no vale cualquier frase, no sirve un mensaje de plantilla.

Lamentablemente (o favorablemente para ti) esto lo hace muy poca gente, y es gracias a eso, que tú tienes una oportunidad de lujo para sacar una ventaja tremenda, que deberías aprovechar.

Vivimos en la “ERA FAST”, porque queremos TODO para antes de ayer.

Todo tiene que ser rápido, porque si no es así, nos cabreamos.

No aguantamos que no nos den lo que queremos en el momento que lo queremos.

No sabemos esperar porque somos tan ansias, que vamos a por el otro que nos ofrece lo mismo, aunque a veces terminemos pagando más, pero lo tenemos ya. 

Pero así no es cómo funcionan las cosas en el largo plazo porque es una estrategia muy desgastante.

Es conveniente que sepas esto y, a ser posible, lo apliques a tu forma de trabajar.

Porque es ahí cuando verás resultados distintos.

Porque como dice el dicho: “Las cosas de palacio van despacio”.

Y hay ciertas cosas que necesitan un tiempo.

Así que, si quieres lograr que tu negocio sea mucho más rentable, haz el esfuerzo de dejar de pensar en ti y comienza a pensar más en lo que tu cliente quiere de ti.

Te aseguro que eso cambia totalmente las reglas del juego, y tu cliente, te comprará más que nunca.

Y si es a ese nivel donde quieres llegar, el copywriting te puede ayudar, lo que no te imaginas.

¿Por qué?

Por esto que te diré ahora.

Una estrategia de copywriting te ayuda a:

  • Hablar en un LENGUAJE SENCILLO para comunicarte con tus clientes.

  • EXPLICAR LO QUE HACES SIN ENREDARTE, para que tus clientes siempre entiendan, lo que les quieres decir.

  • Que tus clientes VEAN LOS BENEFICIOS que obtendrán con lo que te compran, y no vean simples características, que es lo que hace la mayoría para vender.

  • PROVOCAR NECESIDAD de tu producto o servicio en tus clientes.

  • DISTINGUIR EN TU SECTOR, donde todos hacen y dicen las mismas cosas, utilizando otros métodos mucho más rentables.

  • CREAR ESTRATEGIAS POTENTES, basadas en la relación directa con tus clientes, sin tener que depender de plataformas externas y ajenas, para vender.

  • CREAR UN NEGOCIO DONDE TÚ PONES LAS REGLAS, y en el que sólo tú, decides el cuándo, el cómo, con quién y por qué haces, lo que decidas hacer.

Y podría seguir y seguir, pero creo que ya vas viendo, la importancia que tiene todo esto que te cuento.

El asunto es que no cualquier negocio se quiere “arriesgar” a hacer esto.

Y peor aún, no cualquier copywriter vale para crear estos cambios, porque no es algo que se logre en 2 minutos, y porque hay mucho “profesional” de pacotilla por ahí.

Esto es una jungla, eso es así.

Y todos luchan por llevarse el mejor trozo, y a veces, no de las mejores maneras.

Igual habrás visto que, por ahí, te hablan de:

  • Cómo enamorar a tus clientes con las palabras,

  • De cómo aumentar tu visibilidad utilizando todo tipo de herramientas de marketing,

  • De cómo emocionarles y tocar sus corazones con tu mensaje,

  • Que desde que son niños les encanta escribir,

  • Que llevan la persuasión en la sangre y cuando van al baño salen historias que venden,

  • Que con su ayuda, tus textos brillarán,

  • Que con sus técnicas de copywriting tus clientes verán unicornios voladores,

  • Que sus textos son disruptivos (palabra archirepetida en el mundo del marketing).

Ya me vas entendiendo ¿no?

No creo que sea necesario recurrir a ese tipo de discursos para decir lo que puedes hacer por tu cliente, porque cuando se utilizan estas frases, se demuestra una falta de contenidos y argumentos más sólidos.

Es un mensaje cojo, le faltan las patas para andar.

Puedo continuar mucho rato nombrando los maravillosos adjetivos con los que estos “profesionales” se describen y lo que dicen que puede hacer el copywriting.

Pero al final lo único que hacen es llenarte la cabeza de confeti, y se olvidan de LO MÁS IMPORTANTE, que es MOSTRARTE cómo pueden generar esos cambios en la realidad y no quedarse sólo en las palabras.

No marees a la gente con lo que dices que harás.

Demuéstralo y el ejemplo hablará por sí solo.

Eso es mucho más poderoso.

Enumerar ese tipo de cosas lo puede hacer cualquiera, no es necesario ser copywriter para eso.

Por lo tanto, debes llevar cuidado a la hora de contratar a alguien para que te ayude con estos asuntos, porque nadie está para llevarse malos ratos, ni para perder el dinero, ni el tiempo.

Y si trabajas con un profesional serio, se encargará de hacerte saber lo siguiente:

Que a la persona que te compra, no le importa en lo absoluto lo que tú piensas, ni lo que tú quieres.

Eso no le importa nada, ni lo más mínimo.

Le importa cero. 

Auchhhh….

Es duro, pero muy cierto.

Porque al cliente SÓLO le importa el beneficio que obtendrá de tu producto o servicio, y cómo cambiará en algún aspecto (por más mínimo que sea) su vida, con lo que te compra.

Ahí está la razón de ser de todo esto.

 

Esa transformación, es el motivo por el que te compraran, o por el que dejarán de hacerlo.

Por lo tanto, llegados a este punto, ya deberías tener algunas cosas muy claras:

  • Deberías saber, que cambiar tu mentalidad a la hora de comunicarte con tus clientes es vital, si quieres vender más.

  • Deberías ser consciente (por todo lo que te he contado más arriba) que una estrategia de copywriting (bien trabajada por supuesto) adecuada a tu negocio, te puede traer inmensos beneficios

  • Que si quieres contratar a un copywriter, el que tú quieras, debes escoger a uno que sepa lo que hace y que ante todo, sea capaz de obtener los resultados de los que te hablo, sin basar todo en las típicas frases que nadie se cree y que no dicen absolutamente nada.

¿Cómo trabajo yo?

No sé cómo lo hará el resto, si bien o mal, si tienen muchos o pocos o ningún cliente, qué métodos usan o dejan de usar o cuál será su estilo a la hora de escribir y si eso da o no resultados.

Yo sólo puedo hablarte de lo que sé que funciona, y que será lo que haga, si decido trabajar contigo:

1.

Como no existen formulas mágicas que se puedan aplicar a todos los sectores por igual, muy a pesar de lo que mucha gente cree, es que tendré que hacer una investigación profunda de tu negocio. 

La información es PODER. 

Analizaré qué es lo que vendes, a quién te diriges, cuál es el lenguaje que usas, qué medios utilizas para comunicarte con ellos, etc.

2.

Conocerte.

Sí, como lo ves. Necesitaré que te des el tiempo de reunirte conmigo, el tiempo que para mí sea necesario, para conocer la historia de tu negocio, y algunos detalles más, sobre esto.

3.

Te diré todas las cosas que debes cambiar (tanto en tu mentalidad para vender como en la estrategia que apliquemos finalmente al negocio) para lograr los resultados que hemos planeado

Eso sí, debes cumplir estas directrices, como te diga.

Y si tienes alguna sugerencia, cambio o enfoque que quieras agregar, lo hablaremos en conjunto, antes de hacer cualquier modificación.

Si ves que para ti no es posible trabajar de esta manera, que es muy complicado de cumplir, o que no va de acuerdo a tu forma de hacer las cosas….

Debo decirte que será mejor que no trabajemos juntos.

Esto es porque será muy difícil que logres los resultados de los que te hablo, si no sigues las indicaciones que te digo. 

Hay mucho en juego en esto, tanto para tu negocio como para el mío.

Por eso, si quieres hacer las cosas a tu manera y no puedes respetar mi forma de trabajar, igual es mejor que contrates a otro copywriter, o que uses plantillas de esas que dicen que valen para cualquier texto y para cualquier cliente, o que vayas a las redes sociales o que directamente escribas tú.

Para mí es muy importante hacer hincapié en esto, y que lo tengas muy claro, porque como ya te he comentado anteriormente, a nadie le gusta perder ni su tiempo ni su dinero.

Y al menos para mí, el tiempo vale oro, por lo tanto, no voy a regalarlo. 

Espero que esto que te digo, no te lo tomes a mal, o pienses que voy de sobrada.

Te lo digo con mucho respeto.

Por supuesto que no es nada personal, porque no te conozco, pero debo dejarte clara mi forma de trabajar desde el principio, porque realmente valoro muchísimo mi tiempo, así como el de los demás.

4.

No conozco las tarifas de otros copywriters, pero te diré una cosa de la que tal vez, aún no eres consciente.

Este un trabajo que te puede hacer ganar muchísimo dinero porque, el aplicar esta estrategia, conlleva cambiar totalmente la forma de vender que has seguido hasta ahora, es una transformación total.

Por ese motivo, es que mis servicios no son baratos.

El copywriting puede marcar un antes y un después en tu estrategia y en la forma de manejar tu negocio, por lo que, siendo una habilidad que es capaz de generar tales beneficios y tan cotizada, es totalmente normal que se pague muy bien.

Si decido trabajar contigo, me volcaré totalmente a tu proyecto y pondré todos mis esfuerzos para conseguir los resultados que nos hemos propuesto y mientras trabajemos juntos, me tendrás a tu disposición siempre que lo necesites.

Ahora, si quieres contactarme, lo primero que debes saber es que ninguno de los puntos anteriores es negociable.

Sólo trabajo con quien entiende esto y lo acepta, por supuesto.

Luego de que contestes a las preguntas del formulario que te dejo al final de esta página, me pondré en contacto contigo.



En caso de que acepte trabajar contigo, tendrás que hacer la reserva del servicio que quieras contratar.

Esa reserva es del 30 por ciento de la tarifa de ese servicio.

En el mail de respuesta que te envíe, detallaré todo lo que debes saber.

Y una vez fijada la fecha de inicio de trabajo, se pagará el porcentaje restante.

Sin ese pago no podré comenzar a trabajar.

Además, no trabajo con ofertas ni descuentos.

Bueno, y si no te interesa o ves que esto no encaja con tu forma de trabajar, no pasa absolutamente nada.

Hay muchos otros profesionales en el sector con los que puedes contactar.

Aquí te dejaré un enlace a un formulario que debes contestar si quieres ponerte en contacto conmigo.

Es imprescindible que lo contestes.

Y nada más .

Espero que tengas un muy buen día….